El taller de dramatización puede y debe ser un transformador en la educación porque las técnicas dramáticas nos pueden ayudar a integrar todas las competencias básicas en la medida en que estas son globalizadoras, vivenciales, motivadoras, colaborativas y desarrollan las habilidades sociales.
Para poner en práctica estas ideas de teatro en la educación solo necesitamos -como sugiere Wagensberg- del convencimiento de que "La pedagogía tal vez sea, y ya es mucho una cuestión de estímulos". Para ello nosotros nos serviremos de dos expresiones talismán: una "Y si..." y la otra "Como si...". Estas dos fórmulas abracadabra nos abrirán por una parte el deseo de innovación permanente y por medio de la otra la fuerza educativa y la capacidad de ficción del taller de dramatización-teatro.
Ya solo nos queda definir nuestro propio estilo pedagógico como definiríamos nuestro estilo artístico, puesto que consideramos que la docencia, y especialmente la docencia de las expresiones artísticas, contiene todas las características de los procesos creativos: preparación, incubación, iluminación y revisión. En este sentido hablaremos del artista-pedagogo como figura clave del taller de dramatización, de la didáctica de las consignas como arte de saber proponer las actividades, de la técnica de la mezcla para hacer interactuar a todos los componentes del grupo, de la anécdota literaria como hilo conductor del taller y sobre todo de la pedagogía de la situación para contextualizar el taller en el "aquí y el ahora" del momento de la realización.
dijous, d’octubre 27, 2011
El taller de dramatización-teatro, Antoni Navarro
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